Pobre Diablo (3)

Más de una vez algún joven me ha preguntado cómo era la izquierda. Se refieren a la izquierda que lograba arrinconar a la dictadura militar a punta de movilizaciones y paros nacionales, y que jugó un papel importante en la lucha por la democracia. Algo han escuchado de la izquierda que había ganado a mi generación, saben que creíamos en la revolución, como un horizonte utópico al que sin embargo pensábamos posible. Esa izquierda daba confianza moral y prestigio al punto que los derechistas se avergonzaban de reconocerse públicamente como tales.

Dije mi generación, pero ¿cuántos estábamos involucrados? Una minoría, por supuesto, u otro sería nuestro destino como sociedad. No pienso en la izquierda solamente como el conjunto de agrupaciones políticas que había, pues, en lo que recuerdo no todos los izquierdistas tenían militancia partidaria. En mi caso, por ejemplo, no estuve en ningún partido, pero procuraba que mis dibujos sirviesen al conjunto del movimiento popular, bastante más vasto que los partidos. Algunos de mis amigos estaban en algún partido, otros no. Lo que contaba eran nuestras simpatías y anhelos por las causas de la justicia y la libertad, sin discriminaciones ni abusos.

¿Estábamos locos, éramos unos ilusos? Tal vez un poco, teníamos veintitantos años y unas ganas tremendas de vivir nuestra propia vida, obedeciendo a nuestras propias ideas y pulsiones, antes que a los modelos de los mayores. En los años setenta la izquierda fue una gran ola, una ola bellísima. En la siguiente década vinieron los revolcones. Sin embargo, sé que el recuerdo puede traicionar lo que en verdad se vivió, con los años se tiende a idealizar lo vivido y se pueden exagerar los logros o las adversidades. Ayuda a no hacerlo así el encuentro de las agendas y los diarios personales, el darse con la realidad actual, que por algo se ha llegado a este presente.

¿A qué viene todo esto? Me he dado con algo parecido a un diario personal: Una historieta de Pobre Diablo. En el preámbulo de ésta evoco a los partidos de la izquierda rompiéndose entre sí, a fines de los años 70, y a mis propias peleas (yo contra yo). ¿Qué tiene que ver ese preámbulo con la historieta a la que antecede? Qué tendrá qué ver, pues, no sé, tú me dirás. ¡Así era la izquierda, jóven!

Publicada en «Monos y Monadas», el 1 de marzo de 1979.

3 Respuestas a “Pobre Diablo (3)

  1. Marco Zero One

    En la actualidad los derechistas, hasta los más fachos se hacen llamar «liberales»… Irónico, no?

    Supongo que la corriente económica liberal es mucho más que «libertad del ser humano para explotar a otro ser humano».
    Libertad de pensar.. ? Libertad de opinar? Libertad de culto? Libertad de tránsito? Por lo que oigo o leo de fuente de muchos «liberales», esas libertades, no cuentan …

  2. José

    Hola Juan.
    Recuerdo el mitin en el Paseo de la República de noviembre de 1980.Tenía doce años y fuí con mi mamá y hermana mayor. Mi papá trabajaba de profesor en la nocturna y por eso no fue. Era la concentración de cierre de campaña del candidato a la alcaldía Alfonso Barrantes.Las elecciones eran un domingo 23 de noviembre. A quella vez ganó Eduardo Orrego,pero la izquierda alcanzó en Lima,casi un 30 por ciento de la votación.Recuerdo a la gente del Diario y la Revista Marka,entrando con su pancarta al mitin. Sabes, que lo que más llamó mi atención fue el dibujo de El Cuy,con el puño arriba,en aquella banderola,mientras los parlantes anunciaban su entrada,para mi visión de púber,esa noche quedó grabada en mi memoria como el inicio de algo grande,bueno,tal vez.¿Dónde fue a parar toda esa gente?…creo que la respuesta desilusionaría a más de uno.No soy fatalista soy realista que es diferente…A propósito Juan,¿Tu dibujaste aquel cuy de esa pancarta????

  3. Marco Zero One

    Yo me desilusioné más cuando el Conejo-Búfalo empezó a usar a Mafalda como mascota suya en sus campañas.. 😦

    Aunque de la desilusión pasé a la indignación.

    Recuerdo que en la edición virtual de Peru 21 algún despistado dijo que » en los ochentas el Cuy defendía al terrorismo». O despistados o francamente malintencionado.

    En el lenguaje «facholiberal» ser partidario de alguna tendencia mas o menos colectivista es sinónimo de terrorismo. Si hasta tuve la dudosa suerte de oir a un especimen de esos decir que Michel Azcueta había sido el gestor del asesinato de Maria Elena Moyano. No sé si en su lenguaje haya algo para denominar al terrorismo de Estado, la represión. O simplemente en su doble pensar esto no sea siquiera concebible como para asignarle un término.

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