Esta tira no está numerada, supongo porque la numeración la hice años después a partir de los originales y de esta tira no encontré el original. La he rescatado ahora, buscando unos recortes impresos que felizmente guardé. Es la penúltima tira en el diario «La Razón». Como las anteriores aquí sale en dos pisos, por el formato del blog, y en el impreso es de una sola banda.
Me anunciaron que el periódico no saldría nunca más. La clausura era por razones políticas y económicas, el diario había nacido para apoyar la reelección de Alfonso Barrantes en la Alcaldía de Lima, y a poco de las elecciones no levantaba en las elecciones. «La Razón», por otra parte, tenía bajos tirajes. Me sorprendió la noticia e hice dos tiras en las que el Cuy interrumpía su autonomía como tira y trataba el asunto inmediato del periódico: Quise despedirme. Esta fue la penúltima tira, al día siguiente saldría la última edición de «La Razón».
En los recortes impresos no aparece la fecha del periódico, pero me ha surgido una duda. La siguiente tira la feché como 30-10-86. ¿Será la fecha en que la hice o la de su publicación? Queda para algún acucioso investigador meterse en alguna hemeroteca y averiguarlo.
El Diario del Cuy 
En casa comprámos La Razón con mucha expectativa. Recuerdo una noticia muy particular. Ahora comprendo. Resulta que uno de los titulares de esa temporada decía «Municipal tendrá moderno estadio». Leyendo el cuerpo de la noticia hablaba de un terreno que por ser eriazo en el sur de Lima, Lurín me parece, estaba en condiciones de ser entregado al Club como parte de la promoción al deporte del Municipio de Lima. Alfonso Barrantes firmó la resolución o el documento que adjudicaba, en realidad no recuerdo bien. Entonces se hablaba del apoyo del Municipio y que el estadio sería para 50,000 espectadores y habría muchas disciplinas y etc, etc. Al final resultó que por efectos de la burocracia (sí, esa que persiste y que se jubila y gana bien en toda la administración pública) el susodicho terreno de eriazo no tenía nada, encima había tenido un dueño que al ser posesionario y cultivarlo había adquirido los derechos sobre aquel y le correspondía legalmente, tanto así que estaba inscrito en registros a su nombre. De eso nos enteramos después por un programa de Baella Tuesta donde salía el propietario quejándose que el Municipal le quería quitar su terreno y que la Municipalidad de Lima no era la dueña del predio. Esa noticia fue tan efímera como el periódico que la publicó. Cosas de la vida. Y el tío frejolito se fue cuesta abajo en su rodada, para alegría de los DBA de siempre.